martes, 13 de diciembre de 2016

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Muchas vidas en una, muchas facetas en uno

Nací en Hong-Kong en el último día del revolucionario Mayo del 68. Inicié a corta edad mi aprendizaje sobre el desapego y dejé atrás mi ciudad de nacimiento para aterrizar en Madrid, donde estuve unos meses hasta que me recogieron mis padres adoptivos. También fui dejando atrás mis lenguas maternas, el cantonés y el inglés, para sustituirlas por el español, y luego por el valenciano. Parte importante del desapego consiste en no identificarnos con un ego ni sus accidentes, así que me cambiaron el nombre… hasta cuatro veces, sin que yo pudiera elegir; de este modo, he aprendido que el yo no es ni siquiera nuestro nombre. Ni somos nuestro cuerpo, ni nuestras circunstancias, ni nuestros recuerdos. No hay un yo aislado y separado, ni un sujeto ni un objeto. En las clases de pragmática enseño que el yo designa sólo al enunciador, a quien habla o escribe refiriéndose a sí mismo, y de este modo, todos somos yo y la no dualidad afirma que no hay diferencia entre el sujeto y el objeto. En algunas sabidurías orientales como el vedanta advaita, la separación entre el yo y el resto del mundo es una mera ilusión. Según Ramana Maharshi, simplemente: “Yo soy”. Sin atributos, lo que nos permite potencialmente ser todo lo que queramos. O con todos los que aparecen en esta página y más. En nosotros reside la pura potencia del devenir. A los 13 años, tras aprobar todo 8º de EGB con nota, repetí el curso por ir un año adelantado. A veces no entendemos los quiebros del destino, y lo que parecía una pérdida de tiempo, fue un recodo del camino necesario, puesto que ese año empecé a estudiar inglés y música, ya que en clase me aburría de repetir los mismos contenidos. Todo es necesario para llegar al punto donde estamos. En esta vida ha quedado patente que los idiomas son mi vida profesional, y la música ocupa un lugar preponderante en mi vida, como una afición y pasión que va más allá de una mera afición. Y la filosofía siempre ha sido una compañera en forma de sabiduría, libros, experiencias, intuiciones, el marco en el que se desarrolla todo lo demás. La dualidad que tenía que superar se manifestaba en todo: en la banda de música me debatía entre la tuba y la flauta travesera, en el coro y el canto entre barítono y contratenor, en los instrumentos entre el piano y el violonchelo, profesionalmente entre el inglés y el alemán, la filología y la filosofía, novia o novio, materia o espíritu…, mi familia adoptiva o biológica, con la que me reencontré gracias a mi hermano Paul tras 44 años. No tengo tiempo de aburrirme en la vida. Así que decidí probar desde la experiencia, siguiendo el espíritu renacentista y humanista. No ha sido siempre el camino más fácil, pero cada uno ha de recorrer el suyo. Aunque hoy se exigen mega-expertos en una materia, creo firmemente en la interdisciplina-riedad y en un enfoque holístico para comprendernos como parte del universo y la existencia. Gracias a ello he podido obtener una gran visión de conjunto y, además, he podido elegir mi camino desde la experiencia, no solo desde la teoría, y desde luego, no por lo impuesto por convenciones sociales ni obligaciones. Y aprender de los aparentes fracasos e ignorar mis aparentes éxitos para seguir hacia delante, paso a paso… esto y otros contenidos es lo que quiero compartir con tod@s vosotr@s en la era de internet, l@s que nos hemos cruzado en el camino, voluntariamente o no, y en la senda de la evolución espiritual, de acuerdo con los postulados de ciertas sabidurías orientales y con la filosofía de Sri Aurobindo y La Madre. Bienvenid@, si tu alma te ha traído a compartir el trayecto conmigo. Y si no, eres bienvenid@ igualmente.

Hang Ferrer Mora